lunes, 26 de octubre de 2009

Vestigios de una mente enferma

“Un enorme muro, como de arena y piedra caliza, distinguido mas por su belleza que por su dureza… franco, alto, inquebrantable se levantó frente a aquel hombre… formó una barrera entre él y el mundo, aislándolo completamente de la realidad y de la vida.
El hombre buscaba, registraba, intentaba sobrepasar ese gran muro, puesto con fuerza de gigantes entre él y sus sueños, entre él y sus metas.
La ansiedad corría por su pecho como si de sangre se tratara… no había nada en el mundo que ese hombre deseara más que pasar hacia el otro lado… es lo que venía deseando desde el comienzo de los tiempos… todo lo que su vida anhelaba… del otro lado estaba su familia, aquella familia perfecta que siempre quiso tener, también allí se encontraba su puesto de trabajo soñado, aquel por el cual había comenzado a trabajar en primer lugar… del otro lado se encontraba la solución para enmendar sus errores pasados… se encontraba la solución, la respuesta para vivir feliz… del otro lado del muro estaba la vida soñada…”

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