domingo, 10 de abril de 2011

La Monarquía del Amor

Donde el paraíso de los pobres es el basurero de los ineptos, el parque recreativo de los holgazanes, el infierno de los poderosos, el vecindario de los inadaptados. Es uno el rey.
Donde la sangre de los débiles corre en ríos de desechos, fertiliza los cultivos y sostiene la economía de aquellos que no pagan. Es uno el rey.
Donde importa mucho más la opinión de los que no ven, que las miradas de tu familia, que los reclamos de tu gente. Es uno el rey.
Donde todo es siempre oscuro, sin importar la luz circundante. Donde todo termina y empieza para algunos y donde nunca verás a aquellos que supuestamente se juegan la vida por ti. Es uno el rey.
Donde importa un comino la moral o los buenos actos. Donde a los marginados se les saca lo poco que tienen para llenar las arcas de aquellos que no usan. En ese mismo lugar. Es uno el rey.
Donde te encuentras cuando estás perdido y nadie viene a tu rescate. Donde se te deja morir lentamente una y otra vez. Es uno el rey.
El mismo lugar en donde tus pensamientos terminan. El lugar donde todo fulmina lo que una vez fue bello. El lugar donde el odio y el amor se han dado la mano y firmado las paces. Es uno el rey.

Monarquía interminable en un desierto insuperable de pesares. Reinado de paz fingida, alcanzada por las acometidas de gente como tú. Miserable quien obedece y afortunado el que perece sin conocer el veneno más adictivo de la historia.

Para aquellos que no lo entienden. Para aquellos que no saben ver. Para todos aquellos que a pesar de seguir viviendo el día a día sin haberlo conocido se creen mejores que él. Para todos ellos. Es uno el rey.

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